La inteligencia artificial (IA) está revolucionando el ámbito de la enfermería, ofreciendo oportunidades para mejorar la atención al paciente y reducir la carga administrativa. Sin embargo, también plantea desafíos como el posible desplazamiento laboral y dilemas éticos en su implementación. La IA permite automatizar tareas repetitivas, liberando tiempo para la atención directa al paciente. Se ha utilizado en la dispensación de medicamentos, gestión de documentación clínica y monitorización de pacientes, lo que mejora la eficiencia y reduce el estrés y agotamiento de las profesionales. Además, facilita la educación y el desarrollo profesional al permitir a las enfermeras enfocarse en las personas, el liderazgo y la innovación.

Como en otros sectores, existen dudas sobre el impacto que puede llegar a tener la IA en el rol de enfermería. Algunas empresas han promovido la IA con apariencia y funciones similares a las enfermeras humanas, pero generando desconfianza en su impacto en la calidad del cuidado. Un 60% de las enfermeras temen que la implementación de la IA no priorice la seguridad del paciente. El riesgo de sustitución depende del tipo de habilidades requeridas, siendo más factible en tareas técnicas que puedan ser más automatizables, mientras que las habilidades humanas como la empatía, la comunicación y el juicio clínico son difíciles de replicar por la IA. Por lo tanto, lejos de sustituir a los profesionales, la IA puede ser una herramienta de apoyo que optimice procesos y permita a los enfermeros centrarse en lo más importante: el cuidado humano y la toma de decisiones clínicas.

Para garantizar una implementación ética, es crucial que las enfermeras participen en el desarrollo y supervisión de la IA. Se deben mitigar riesgos como sesgos en los algoritmos y garantizar la transparencia en su funcionamiento. La IA debe ser vista como una herramienta complementaria que potencie el trabajo humano, no como un sustituto. Las enfermeras deben involucrarse en la evolución de la IA, asegurando que su integración sea segura y beneficiosa para la atención sanitaria. La formación en inteligencia artificial y tecnología debería incluirse en la educación en enfermería, fomentando un papel más activo en el diseño y aplicación de estas herramientas.

La IA está redefiniendo la forma en la que trabajamos y en enfermería, está automatizando tareas administrativas y optimizando el tiempo de atención. Sin embargo, su integración debe realizarse con cuidado, asegurando que las enfermeras mantengan el control sobre las decisiones críticas y fortaleciendo sus habilidades humanas. La clave está en la adaptación y el liderazgo en la implementación de la IA en el ámbito sanitario.

Fuente: https://www.nursingoutlook.org/article/S0029-6554(24)00193-3/fulltext