La atención en salud mental va más allá de tratar los signos y síntomas, centrándose también en promover el bienestar emocional y la autonomía de los pacientes. La labor de los profesionales de enfermería es clave en este proceso, ya que mediante la formación de grupos de apoyo y el fomento de estrategias de autogestión y manejo del estrés, se facilita la reintegración social y se combate el aislamiento que afecta a muchos de estos. pacientes. 

La conexión empática entre enfermera y paciente es fundamental, ya que mediante la escucha activa y la comprensión se crea un espacio seguro donde el paciente puede expresar sus emociones sin miedo a ser juzgado. Este vínculo de confianza permite abordar las intervenciones emocionales de manera más efectiva, fortaleciendo así el apoyo integral que brinda el enfermero. El diálogo terapéutico es otro recurso indispensable en este enfoque, ya que facilita la exploración de los sentimientos y pensamientos del paciente, promoviendo su autorreflexión y desarrollo personal. Además, los profesionales de enfermería adoptan un enfoque positivo, resaltando las fortalezas internas de los pacientes en lugar de centrarse únicamente en sus desafíos. Este enfoque basado en las fortalezas no solo ayuda a superar obstáculos inmediatos, sino que también sienta las bases para la resiliencia a largo plazo. 

Los grupos de apoyo, impulsados ​​por los enfermeros, son una estrategia esencial para contrarrestar el aislamiento. En estos grupos, los pacientes encuentran solidaridad y apoyo mutuo, lo que fomenta un sentido de pertenencia y empatía, creando un entorno enriquecedor para el bienestar mental. Asimismo, la enseñanza de técnicas de manejo del estrés como la relajación y la meditación empoderan a los pacientes, proporcionándoles herramientas prácticas para gestionar el estrés y fomentar la autorregulación emocional. La educación para la autogestión, por su parte, dota a los pacientes de habilidades para identificar desencadenantes emocionales, establecer metas y desarrollar estrategias para afrontar situaciones difíciles, fortaleciendo su capacidad de resiliencia. En este sentido, los enfermeros no solo transmiten conocimientos, sino que empoderan a los pacientes para que tomen un papel activo en su propio bienestar. 

La promoción de la resiliencia es un componente central del apoyo emocional en la enfermería de salud mental. Mediante estrategias personalizadas, los enfermeros ayudan a los pacientes a desarrollar habilidades para adaptarse a los desafíos y superar obstáculos emocionales, guiándolos en la identificación de sus fortalezas y en la aplicación de estrategias resilientes. 

En conclusión, el papel de la enfermería en la salud mental va más allá del cuidado clínico, ya que fomenta la resiliencia, la autonomía y el bienestar emocional de los pacientes a través de una atención integral y personalizada. Este enfoque, basado en la conexión empática, el diálogo terapéutico, las intervenciones positivas, los grupos de apoyo y las técnicas de manejo del estrés, contribuyen significativamente a mejorar la calidad de vida de las personas que enfrentan problemas de salud mental, brindándoles herramientas para gestionar sus emociones y construir un bienestar duradero.

fuente: https://dialnet.unirioja.es/servlet/articulo?codigo=9324274