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Síndrome de burnout en enfermería y su impacto en la seguridad del paciente, según el modelo de la marea de Phil Barker.

Hace 343 días

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El artículo aborda en profundidad el síndrome de burnout en el personal de enfermería y su repercusión en la seguridad del paciente, contextualizado a través del modelo de la marea de Phil Barker. Este modelo, que se enfoca en la recuperación de la salud mental desde un enfoque holístico y centrado en la persona, es clave para entender las repercusiones del agotamiento emocional en los profesionales de la salud. El burnout, caracterizado por agotamiento emocional, despersonalización y baja realización personal, es común entre las enfermeras debido a las exigencias inherentes a su rol: largas jornadas, alta carga de trabajo, control limitado sobre las tareas y la necesidad de una respuesta inmediata a situaciones críticas. Estos factores no solo afectan a la salud física y mental de los profesionales, sino que también impactan en la calidad de la atención que pueden ofrecer, afectando al cuidado y la seguridad del paciente. La despersonalización, por ejemplo, conduce a una percepción fría y distante hacia los pacientes, lo que perjudica la relación terapéutica y reduce la calidad del cuidado brindado.

Para examinar estos efectos y proponer posibles soluciones, el estudio revisa la literatura reciente desde 2018, analizando artículos, libros y otras fuentes especializadas que exploran el burnout en enfermería y su influencia en la calidad del servicio médico. Este análisis revela tres tendencias principales: primero, la alta prevalencia del burnout en enfermería, que afecta tanto a nivel físico como mental a los profesionales de la salud; segundo, el impacto directo del burnout en la seguridad del paciente, ya que el estado emocional del profesional influye en su capacidad de respuesta y en la relación con el paciente; y, finalmente, la efectividad del modelo de la marea de Barker para abordar y reducir los efectos del burnout. Este modelo se enfoca en comprender la historia personal y las necesidades específicas del paciente a través de una atención que fomenta la colaboración, la narrativa individual y el empoderamiento del paciente en su proceso de recuperación.

El modelo de la marea no solo sugiere una intervención práctica, sino que también propone una revalorización del rol de la enfermera como facilitadora de la recuperación del paciente. Los «Diez Compromisos» del modelo, que incluyen principios como escuchar activamente, respetar el lenguaje del paciente, adoptar una postura de aprendizaje y valorizar las experiencias personales, buscan fortalecer la relación terapéutica y promover una atención centrada en la persona. Barker destaca que, al dar espacio para que el paciente se exprese y tome control de su narrativa, se pueden reducir los sentimientos de estrés y burnout en los profesionales de la salud, quienes dejan de ser meros ejecutores de tareas para convertirse en participantes activos en el proceso de recuperación.

La investigación también muestra que los efectos del burnout no se limitan al ámbito hospitalario, sino que impactan en otros aspectos de la vida personal y profesional de las enfermeras, creando un ciclo donde el agotamiento en el trabajo agrava el estrés en su vida privada, lo que, a su vez influye negativamente en su desempeño laboral. Ante este contexto, el artículo subraya la importancia de que las instituciones de salud promuevan un ambiente organizacional positivo y establezcan medidas de apoyo psicológico. Esto incluye ofrecer recursos para la gestión del estrés, fomentar una cultura de apoyo entre el equipo de trabajo, y crear oportunidades para que los profesionales tengan mayor control sobre sus decisiones en la práctica clínica.

En conclusión, el estudio no solo identifica el burnout como un problema ampliamente extendido y significativo en el ámbito de la enfermería, sino que también propone que el modelo de Phil Barker es una herramienta viable para mitigar estos efectos. Al centrar la atención en el ser humano, tanto las profesionales como los pacientes se benefician de un cuidado más compasivo y efectivo, promoviendo un ambiente de trabajo más saludable que se traduce en una mejora de la seguridad del paciente y de la calidad de vida de los profesionales de la salud.

Fuente: https://doi.org/10.46296/gt.v7i13edespjun.0141

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